lunes, 3 de marzo de 2008

Sobre el ajedrez en México

Hace un par de días leí en el blog de Marcos Iván Quintana dos documentos titulados Situación actual del ajedrez mexicano 2004 y lo mismo para el 2008. Interesantes sin duda, son, sin embargo, apenas la introducción para un análisis de fondo. Me explico.

Tengo la impresión de que más que un análisis, son estadísticas muy completas. Maneja estadísticas continentales (número de grandes maestros, maestros internacionales y maestros fide, tanto masculinos como femeninos, en cada país del continente, promedio por país), y luego las estadísticas nacionales (cantidad de jugadores por estado, rating promedio, rating promedio de los diez primeros por entidad federativa).

Para el texto referente a 2008, se hacen algunas referencias al texto de 2004, pero son muy pocas, por lo que se pierde dinamismo que debería ser el atractivo de la comparación. Se menciona, por ejemplo, que México pasó de 1 a 3 grandes maestros, con lo que quedó por encima del promedio continental. Se alude, también, al crecimiento de Argentina en cierto rubro. Finalmente, se nota el crecimiento de Oaxaca dentro del rubro de jugadores registrados. Y es casi todo. Las comparaciones se quedan cortas porque primero, son muy pocas y, segundo, porque quedan descontextualizadas.

Hay que hacer hablar a las cifras, porque solas no dicen mucho.

Habría que jugar un poco más con los números. Si se suma el porcentaje a nivel nacional que representan los jugadores del DF y del estado de México en 2004 el resultado es 35.1%, pero en 2008 únicamente 28%. ¿Se está descentralizando la actividad ajedrecística en México? Yucatán, en el mismo lapso, pasó del 5.2 al 5.7%. En ese estado se juega, desde hace por lo menos 20 años, el Carlos Torre in memoriam, que es un torneo que ha ido cobrando relevancia a nivel internacional, sobre todo por los jugadores "sembrados". ¿No ha servido para popularizar el ajedrez a nivel estatal? Si sí ha servido, ¿qué factores frenan u obstaculizan que esa popularidad se manifieste en el aumento de ajedrecistas yucatecos? Me parece interesante esta cuestión en particular porque el organizador del Torre in memoriam siempre suena para la presidencia de la federación nacional, y uno de los principales argumentos que se esgrimen es, precisamente, su destacado papel en la promoción del ajedrez en México. Si sí ha servido para promocionar el ajedrez, ¿qué factores son los que frenan el impulso logrado con el Torre Repetto? Por otro lado la participación de Chiapas creció mucho. ¿Es Chiapas el único estado responsable de la disminución del porcentaje representado por el DF y el Estado de México? Si es así, entonces no ha habido en realidad una desentralización de la vida ajedrecística en México, sino un caso excepcional.

Estas son precisamente las preguntas que quedan en el aire, y que constituyen la base para un análisis de los datos y de las estadísticas que ambos textos aportan. ¿Qué ha pasado en Chiapas para que creciera tanto, tanto directa como proporcionalmente? ¿Se organizan torneos con regularidad? ¿En las escuelas, casas de cultura, etcétera? ¿Está relacionado ese crecimiento con una nueva directiva estatal, que ahora sí se puso las pilas? ¿O son clubes privados los responsables de esa actividad ajedrecística? Supongamos que el Torre sea responsable de este salto del ajedrez chiapaneco - no veo cómo pero supongamos - . ¿Por qué? ¿Por qué otros estados no habrían aprovechado igual el impulso de ese torneo?

Son preguntas complejas y por eso mismo habría que especificar muy bien qué se va a analizar aprovechando las cifras que figuran en ambos textos. ¿Compararnos con todo el continente? Me parece engañoso, porque ahí entran Estados Unidos, Cuba y Haití, todos en el mismo saco. ¿Con América del Norte, con América Latina, o con países más o menos con el mismo ingreso per cápita? ¿O con países cuyas federaciones tengan más o menos el mismo presupuesto - para comparar qué tan bien se gastan el dinero -? Se pueden establecer muchos criterios, dependiendo de los cuales México quedará bien o mal en la comparación.

Luego, habría que pasar a un análisis menos cuantitativo y más cualitativo. Un ejemplo: Hay países con menor ingreso per cápita (en una charla casual Marcos mencionó Armenia como ejemplo de país con bastantes problemas financieros pero buen nivel de ajedrez). En Armenia, por lo menos desde hace dos años (no sigo tanto el ajdrez armenio) el campeonato nacional no es un torneo suizo, sino uno cerrado. En Polonia es igual. Como Holanda y Francia. En Rusia, desde hace unos cuatro, también (los campeonatos rusos se jugaron como torneos suizos cuando el país estaba al borde de la ruina, con Yeltsin y en útlimo año o dos de la URSS, cuando era todo un caos. Obvio: la federación no organiza nada: convoca, renta un salón, paga el premio y ya) ¿Cómo influye esto en el ajedrez de cada país? Me explico:

Un torneo suizo es usualmente más democrático que un torneo cerrado, pero no está absolutamente abierto a todos: incluso si no hay cuota de inscripción y los organizadores pagaran viaje, hospedaje y alimentos, habrá ajedrecistas que por cuestiones laborales no podrían asistir. Si los organizadores cobran cuotas de inscripción, a las circunstancias laborales se suma el obstáculo económico. Si cada participante del suizo tiene que pagar inscripción, pasajes, hospedaje y alimentación, el factor pachocha cobra todavía mayor importancia: juegan todos los que puedan costeárselo, y quien no pueda pagárselo queda fuera. Supongamos ahora que, además, haya una limitante de rating. Por ejemplo, podrá jugar todo aquél que tenga un rating nacional superior a los 1800 puntos. Es otra limitante que se suma a la laboral y a la financiera. Pero, en todo caso, lo único que haría la federación nacional es publicar la convocatoria y garantizar la sala de juego y los premios. En caso de que así lo haya acordado, también los pasajes, hospedajes y alimentación de los participantes. Pero quien pueda, va y se inscribe, venga de Baja California Sur o de Quintana Roo. Las federaciones estatales no mueven ni un dedo en todo este proceso. Nótese que ni siquiera fue necesario mencionarlas para describir el proceso.

En un torneo cerrado es en cambio "antidemocrático", pues se fundamenta en un criterio selectivo, aunque sea por el simple hecho de que la cifra de participantes debe ser manejable con el formato elegido. En tiempos de la URSS llegaron a ser 21 jugadores. Nada más. Supongamos que tienen su lugar garantizado el campeón nacional del año pasado, el campeón nacional juvenil y el rating internacional más alto (aquí se puede discutir si en la lista más reciente o sin en el promedio de las dos pultimas, etcétera). Si se organiza un torneo cerrado a 15 rondas, se requiere de 16 jugadores en total. Ya van tres, faltan 13. Hay, según veo en los textos de Marcos Iván, 35 federaciones afiliadas a la Fenamac. Incluso si calificara un jugador de cada una, es una cifra demasiado alta. para disminuir la cifra se requiere otro filtro. O dicho de otra manera, subir los estándares de calidad: que se eliminen entre sí en torneos. Aquí tenemos algo así como torneos interzonales, a los que calificarían los primeros lugares de cada federación. Lo ideal sería que cada federación estatal organizara su propio campeonato, con torneos selectivos, como etapa previa para el campeonato nacional. Creo que eso revitalizaría la vida ajedrecística en todo el país. Cada jugador, sin importar dónde viva, tendría por lo menos uno o dos torneos al año en su propia entidad federativa.

Este es sólo un ejemplo. Otro rubro de análisis es el ajedrez femenil: ¿se juega el campeonato nacional femenil como un suizo paralelo a suizo varonil? ¿O, como en Estados Unidos, juegan junto con los hombres y la que más puntos logra es la campeona nacional? ¿Es un cerrado femenil? ¿Se organizan torneos femeniles, de hecho?

Finalmente, ¿Quieren los ajedrecistas ser profesionales, sabiendo lo que esto implica? Narro un caso que conozco de primera mano. Marcos Kiesekamp, jugador alemán de origen boliviano, dominaba su categoría infantil en Bolivia junto con el ahora gran maestro Osvaldo Zambrana. Luego, ya en Alemania, era uno de los principales rivales del actual gran maestro Jan Gustafsson en la categoría infantil respectiva. Pero Gustafsson se dedicó al ajedrez y Kiesekamp decidió estudiar una carrera muy absorbente: Bioquímica. De hecho, se doctoró. Jugaba uno o dos torneos al año y los fines de semana entrenaba niños de cuatro, cinco, seis años. Ahora Gustafsson se dedica al póquer porque no puede vivir del ajedrez. Kiesekamp, en cambio, con un buen trabajo, está volviendo poco a poco al ajedrez, y juega porque disfruta hacerlo, no porque de ello dependa si puede pagar la renta de su departamento o no. Otro ejemlo: Los deportistas alemanes ganan cada vez menos medallas en las olimpiadas (algo que a veces tematiza con un dejo adolorido la prensa deportiva por acá). ¿La razón? Muchos de ellos se dedican al deporte cuando son estudiantes. Luego, a su profesión. Tienen miedo a quedar desamparados si no estudian una carrera que les de bases profesionales sólidas. Quién puede criticarlos por ello. ¿Queremos ajedrecistas de élite, o simplemente que la gente juegue más ajedrez y que lo disfrute? Según los objetivos serán las conclusiones del análisis. Si nos comparamos en el campo de grandes maestros, queremos ajedrecistas de punta. Si nos fijamos en el incremento de jugadores registrados y en que la proporción de ajedrecistas activos-inactivos pasó de uno a uno (50.1 a 49.9 por ciento respectivamente) en 2004 a ser de 5 a 2 (71.5 y 28.5 por ciento), podríamos concluir que vamos en la dirección correcta: más gente juega ajedrez y casi nadie pasa a la lista de inactivos.

En fin, es un tema amplísimo que da para mucho.