miércoles, 7 de febrero de 2007

Ladrones

Ayer robaron el departamento de los vecinos de la planta baja. Vivimos en Bonn en un edificio de tres pisos con una vivienda por piso, por lo que sólo vivimos aquí seis personas: tres parejas. Pues ayer les tocó a los vecinos de hasta abajo "recibir una visita de los amigos de lo ajeno", según la trilladísima frase.

Forzaron la puerta del departamento, simple y sencillamente. Curiosamente la de la calle no presentó daño alguno. Yo era el único que estaba en casa cuando el robo, pero no escuché nada. Nada más falta que haya sido yo quien dejó entrar al zorro al gallinero, porque alguien tocó el timbre y yo abrí, desde el rellano de las escaleras alcancé a ver un brazo mientras respondía al supuesto deshollinador de chimeneas, que anunció que regresaría más tarde. El tipo se fue (vi cómo el brazo cerraba la puerta) y yo me metí de nuevo al departamento.

La policía estuvo ligeramente frustrada de que no haya visto al tipo ni recordara la ropa (el color de la chamarra que alcancé a ver), pero la verdad es que ni bajé a abrir ni me fijé en la manga que vi desde arriba. Yo también me siento frustrado por ello y vagamente culpable.

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