México, sembrado 63 con un rating promedio de 2423, le acaba de pegar a Brasil, sembrado 58, con 2480 de elo promedio. Ganaron los veteranos del equipo: Gilberto y Espinosa, en los tableros primero y tercero, respectivamente. Además, la victoria fue académica: ganar con blancas y afianzar la victoria con negras. Así que las tablas obtenidas por Uriel Capó en la cuarta mesa aseguraron los dos puntos para México, sin que el pepino que Ibarra encajó en el segundo tablero influyera ya en el resultado.
Pasemos rápidamente los tableros que no me interesan para detenerme un poco más en el final de la partida entre Espinosa y El Debs. Veamos: Gilberto castigó el juego asaz heterodoxo de su rival y remató con fulminante ataque de mate. Capó obutvo las tablas desde una posición de fuerza: aceptó jugar con peones colgantes porque su rival se quiso pasar de original maniobrando en sus tres primeras filas y aguantando el movimiento d2-d4 hasta el límite de lo razonable. El GM Jaime Sunye Neto sí pudo hacer bolas a Ibarra Chamín con el doble fianchetto. No he analizado la partida ni conozco la teoría, pero el 10... d4 de Ibarra no me parece buena idea.
Finalmente, lo que nos interesa: la partida Espinosa y El Debs, que fue bastante igualada y sin sobresaltos hasta el final de torres, en el que el negro se desmoronó literalmente en unas cuantas jugadas.
Rafael Espinosa, 2412 - Felipe de Cresce El Debs, 2447; Olimpiada Dresde 2008 6ª ronda

Esta es la posición tras la jugada 29. h4:g5 y que marca el inicio del peón de torres. Las blancas tienen un peón de más, pero el turno corresponde a las negras, que pueden invadir la retaguardia enemiga. La ligerísima ventaja blanca, creo, se debe a que el peón de g5 puede en diversas variantes avanzar a g6 y constreñir así al rey negro y con él, todo su juego. Por lo pronto, El Debs hace todo más o menos bien:
29... Tc1+ 30. Rh2 Tc2 31. f4 T:b2 32. Te7 g6 33. Td7 Rf8 34. Rg3 d4?

35. T:d4 T:a2 36. Td6 y las negras pierden material 36... Tb2 (36... Rf7 37. Td7+) 37. T:g6 a5 38. Th6 y resulta que antes de que las negras coronen, su rey puede recibir mate.

A. 38... a4 39. f5 a3 (39... Tb5 40. Rg4 Tb2 [40... Tb4+ Rh5] 41. f6! Rf7 42. Th7+ Re6 43. f7! Re7 [43... T:g2+ 44. Rf3 Tg1 45. Rf2 T:g5 46. f8=D Tf5+ 47. D:f5+ R:f5 48. T:b7 ¡Qué bonito!] 44. g6! T:g2+ 45. Rf5

B. 38... Rg8 39. f5 Tb3+ 40. Rg4 Tb2 41. f6! (T:g2+ 42. Rf5 y pelas) 41... Rf7 42. Th7+ Re6 43. f7! Re7 44. g6! T:g2+ 45. Rf5 y lo mismo que en el comentario de la variante anterior: las blancas amenazan con la maniobra Th7-h8-e8+ y no hay manera de hacerle frente.
El resto de la partida fue demasiado largo; las negras podrían haberse rendido con la conciencia tranquila después de 40. f6+
39. f5 a4 40. f6+ 41. Th7 Re6 42. Te7+ Rd6 43. Te1 Ta3+ 44. Rg4 Tb4+ 45. Rf5 Tb2 46. Td1+ Rc6 47. f7 Tf2+ 48. Re6 a3 49. g6 Te2+ 50. Rf6 Tf2+ 51. Rg7 y por fin se rindieron las negras.
Bien por Rafa Espinosa, veteranazo en su décima olimpiada, que supo capitalizar el juego deshilvanado del negro en un final originalmente de tablas.
Lo dicho: los finales de torres son apasionantes.
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