martes, 18 de noviembre de 2008

Sorpresa ajedrecística en Ámsterdam

El mensaje anterior terminó con mi sorpresa ante la complejidad del ajedrez. Se me ocurrió analizar un fragmento de la partida entre la GM femenil checa Eva Kulovana, de 2286 Elo, y la MI femenil mexicana Yadira Hernández de 2228, jugada en la cuarta ronda de la Olimpiada que se juega ahora en Dresde, Alemania.

En mi enternecedora inocencia (me alegra mostrar restos de ella a mi edad), supuse que podría analizar sin programas tipo Fritz o Rybka el momento que según mi escuálida comprensión ajedrecística, era el culminante de la partida. Convencido de que Yadira había estado ganada en un determinado momento, decidí que, cosa fácil, analizaría este "determinado momento" y demostraría el gane con algunas variantes.

Oh sorpresa. Mis dos ajedrecitos de viaje no se daban abasto para despachar todas las ocultas y taimadas artimañas defensivas que entrañaba la aparentemente deshauciada posición blanca. Entre molesto por no haber podido demostrar mi punto y entusiasmado ante las posibilidades del ajedrez, suspendí mi anlásis en un final de torres que, según yo, deben ganar las negras.

Lo proseguiré en cuanto tenga un programa a la mano. Ya aprendí la lección y, como se dice, el que con leche se quema hasta al jocoque le sopla: aunque creo que ya despaché lo más duro del análisis, no me meto con ese final hasta que averigüe dónde y cómo se puede bajar un programa gratuito decente de la máxima malla mundial (variante en español de la www: world wide web) (a veces me paso de esnob, pero no muy frecuentemente)

En calidad de por mientras, ahí les van unas fotos interesantes. Con una pequeña historia.

El fin de semana pasado fuimos Jeanne y su servilleta, acompañados de Pamela, a visitar a una amiga mexicana que estudia música en Utrecht, Holanda. El domingo - 9 de noviembre - fuimos a conocer un poco Ámsterdam. Quien haya estado en esa ciudad habrá sin duda notado que frente a la estación central de ferrocarril, cruzando la avenida que está enfrente, comienza una calle bastante ancha y notoriamente cargada de comercios para turistas: expendios de souvenires, recuerdos, chucherías, restaurantes, cafés y negocios un poco más caros como relojerías, tiendas de ropa, artículos fotográficos y un larguísimo etcétera.

Mientras caminábamos los cuatro sin prisa sobre esa calle, vi un ajedrez en la vitrina de lo que parecía ser, y en efecto era, una tienda de tabaco de apariencia bastante exclusiva: maderas obscuras, espejos brillantes, metales bruñidos, alfombras mullidas. Alcé la vista y vi un cartel que parecía anunciar un torneo de ajedrez. Quise asomarme al local para ver de qué iba el asunto y en la entrada me topé con un cartel confirmando que por ahí se jugaba ni más ni menos que un torneo de ajedrez.

Intrigado por completo por la idea de que se estuviera desarrollando un torneo en un local tan improbable (una tienda de cigarros. Cara y lujosa, pero tienda de cigarros al fin y al cabo), entré en el local. Lo que vi al fondo del local me gustó: más maderas obscuras, más espejos brillantes, más metales bruñidos y más alfombras mullidas, separado todo esto del resto del local por una puerta y pared de vidrio. Y, en medio de todo esto, tres tableros de ajedrez. Uno de ellos, apartado de los otros dos, estaba rodeado de niños cuyas estaturas no rebasarían mi barriga, lo cual bastó para que, oh esnob de mí, perdiera todo interés en él. Dirigí pues mi vista hacia los otros dos e inmediatamente reconocí al GM holandés Friso Nijboer, batallando ante las piezas con rostro ligeramente malhumorado (Nijboer, no las piezas)

Resulta que esa tienda de tabacos - parece que se llama Hajenius - patrocinó el campeonato cuadrangular de ajedrez rápido por el título Ware Grootmeester van Amsterdam (algo así como "El verdadero gran maestro de Amsterdam"), y los participantes fueron los en efecto grandes maestros Dimitri Reinderman (2543 Elo y el número 11 de Holanda), Friso Nijboer (2540 Elo y el 12 del país), Karel van der Weide (2469 y el número 20) y Dennis de Vreugt (2435 y el 28). O sea, un torneo bastante decente.

Las fotos corresponden a la quinta y penúltima ronda, con las partidas de Vreugt-Nijboer y van der Weide-Reinderman y que fueron las que anduve pajareando unos cinco minutos:

Este fue el cartel sobre el tablero de ajedrez de la vitrina. No pude evitar el reflejo, pero quien sepa holandés podrá leer el texto sin problema.

Y este es el cartel en la entrada del local.

Esta es la vista desde fuera del local de juego, a través de la pared de vidrio. En primer plano la partida Dennis de Vreugt-Friso Nijboer, y atrás de ellos, Karel van der Weide-Dimitri Reinderman. Otro detalle: ¡había espectadores!

Detalles de la organización: las dos mesas están rodeadas del obligado cordón de terciopelo, formando lo que en México llamamos "el corral", y los relojes son tradicionales, de madera, para que hagan juego con el resto del mobiliario. Pero lo mejor es la caja de puros que se ve en la esquina inferior derecha de la foto. ¡Hasta un cenicero de mármol con un cigarro apagado y nuevecito colocaron! Sólo faltó una chimenea crepitando al lado, con un perro echado frente a ella, mirando a los jugadores y espectadores distraído, mientras bosteza.

¡Esto sí es ambiente para jugar ajedrez, señores; no chingaderas!

Resultados del torneo:

1ª ronda:
Nijboer-Reinderman 0-1
de Vreugt-v/d Weide 0-1

2ª ronda:
de Vreugt-Reinderman 1/2
v/d Weide-Nijboer 1/2

3ª ronda:
Nijboer-de Vreugt 1/2
Reinderman-v/d Weide 0-1

4ª ronda:
Reinderman-Nijboer 1-0
v/d Weide-de Vreugt 1/2

5ª ronda:
de Vreugt-Nijboer 1/2
v/d Weide-Reinderman 1/2

6ª ronda
Reinderman-de Vreugt 0-1
Nijboer-v/d Weide 1-0

Posiciones finales:

1º Karel van der Werle - 3.5
2-3º Dennis de Vreugt, Dimitri Reinderman - 3
4º Friso Nijboer - 2.5

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