jueves, 28 de octubre de 2010

De vuelta

Y bueno, lo prometido es deuda. Dejé de escribir con regularidad en diciembre de 2008, y sólo lo hice dos veces en todo el año pasado.

Las cosas han cambiado. Somos tres en casa, tengo un empleo que me obliga a ausentarme de mi hogar (antes hubiera escrito casa pero ahora sé que casas hay muchas. El hogar es donde uno quisiera vivir y morir y para mí es donde está mi pequeña familia) tres días por semana y sigo arrastrando un compromiso que pensaba haber finiquitado para mediados de este año.

Pues sí, las cosas han cambiado. Mucho para bien con algunos detalles enojosos, pero el resultado final es que ni tiempo ni especial gana tuve en escribir en este blog desorientado que, por lo que veo, se había convertido inopinada y casi exclusivamente en un uno dedicado a la actuación de las selecciones nacionales en la olimpiada de Dresde 2008. Sé que la de 2010 provocó comentarios, pero ese tren ya pasó.

A saltar al que sigue. Por lo pronto, por cuestiones de trabajo (investigación archivística) estaré en México casi todo el mes de noviembre. El plan más inmediato es lanzarme a Teotihuacan por una penca de nopal blanco. La que traje la última vez crecía impresionantemente bien, pero en el pasado invierno, necio de mí, lo dejé afuera durante una semana de heladas nocturnas. Se congeló.

Y luego, ya veremos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me alegro mucho que también te hayas animado amigo; eso de la penquita da mucha ternura...
recuerda que al hogar hay que cuidarlo con el mismo amor
(¡ándale! me llegaste a mi vena romántica)
¡¡¡A darle a los blogs!!!

Manuel "el ruso" García dijo...

Quihubas maestra:

Pues ya ves, siguiendo el ejemplo de los que saben.

A cuidar el hogar con amor y a los nopales con dedicación... aunque confieso que la idea de la penca era tener una fuente fresca del ingrediente principal de ensalada de nopalitos. Ya me imagino el recelo con el que el nopal - si tuviera ojos, claro - me miraba cada vez que pasaba cerca de la maceta.