domingo, 12 de agosto de 2007

La gobernanza internacional, discurso gobernante y Alfredo Jalife-Rahme.

Temieron que fuera un extremista islamista y un judeófobo, le cancelaron una cena y una entrevista, le dieron la espalda durante conversaciones entre ponencia y ponencia, lo criticaron en ausencia por hablar del papel del petróleo en la invasión angloestadunidense de Irak y decidieron no invitarlo más a dar conferencias. Y todo, porque una página de internet aparentemente "sospechosa" copió recientemente un artículo suyo publicado hace casi dos años en La Jornada. Alfredo Jalife-Rahme, reconocido analista mexicano de asuntos internacionales, definitivamente causó un pequeño terremoto a su paso en el Instituto Alemán de Desarrollo.

En Bonn, muy cerca de las orillas del Rin y a decenas escasas de las oficinas centrales de la Deutsche Welle, se encuentra el Instituto Alemán de Desarrollo (Deutsches Institut für Entwicklungspolitik, DIE por sus siglas en alemán), que se encarga de investigar y analizar temas relacionados con cooperación bilateral con diversos países en temas de desarrollo sustentable, combate a la pobreza, fortalecimiento de la sociedad civil y demás temas relacionados con el tema de desarrollo sustentable.

El DIE se autodefine como el think tank de la política alemana de ayuda al desarrollo y cooperación económica, según su propia página de internet. La conferencia de Jalife-Rahme se dio dentro del proyecto "Managing Global Governance" (Administrando la gobernanza mundial) o, como más coloquialmente se le conoce, de la "Global Governance School" (Escuela global de gobernanza). Este proyecto, que apenas se encuentra en su etapa piloto, tiene como objetivo profundizar y estrechar los lazos y las relaciones a nivel institucional entre Alemania y una serie de países que, según el propio DIE, ejercen ya o ejercerán en el corto plazo un liderazgo regional e incluso mundial: China, India, Sudáfrica, Brasil y México. El término acuñado por el instituto para designar a estos países es el de "países ancla".

El fortalecimiento de las relaciones entre Berlín y los países ancla se da mediante la participación de jóvenes cuadros de estos países en un curso de seis meses de duración que se imparte primordialmente en Bonn y que incluye toda una serie de conferencias y sesiones de trabajo con funcionarios e investigadores científicos. Puesto que una de las críticas que ejercieron los participantes del primer y hasta ahora único semestre terminado fue el eurocentrismo y la falta de pluralidad en la selección de los conferencistas y ponentes, el DIE se decidió por invitar más científicos y expertos latinoamericanos, africanos y asiáticos. Uno de ellos fue Jalife-Rahme, quien es conocido por sus análisis geopolíticos y geofinancieros en diversos medios de comunicación mexicanos y quien imparte cátedra o impartirá próximamente en dos universidades del país.

Si la directiva de la Global Gobernance School quería que los asistentes al segundo semestre tuvieran acceso a una perspectiva alternativa a la línea dominante, lo logró con creces.

Tan es así, que ya desde antes de la llegada del Dr. Alfredo jalife-Rahme se desató una pequeña tormenta en el instituto cuando una investigadora, que había expresado su interés por reunirse con Jalife-Rahme a cenar para intercambiar impresiones, se encontró con una columna de Jalife-Rahme en un sitio de internet con un nombre que le pareció sospechoso: islamyal-andalus. La investigadora, además, vio que Jalife-Rahme emplea con frecuencia los gentilicios "israelí-estadunidense" cuando se refiere a algunos sectores de la banca internacional. Esto fue demasiado para la investigadora, quien hizo saber a la dirección del proyecto que se negaba a reunirse con alguien que "colaboraba con páginas islámicas extremas" y que empleaba el gentilicio "isrealita".

La directiva de la escuela global de governanza replicó que el texto encontrado en la página de internet islamyal-andalus fue publicado originalmente en el diario La Jornada y solo casi dos años después copiado por la página electrónica. También le hicieron notar que Jalife-Rahme no emplea el término "israelita", sino "israelí". Esta diferencia, que pudiera parecer ociosa en México, tienen resonancias siniestras en Alemania, pues uno de los términos más empleados por la propaganda nazi durante la época del nacionalsocialsmo fue, precisamente, "israelita".

Aunque aclaró que su intención "nunca fue vetarlo", la investigadora se negó a reconsiderar su negativa de reunirse con el investigador y analista. La alarma cundió como reguero de pólvora por la directiva no sólo de la escuela, sino del instituto mismo. En menos de una mañana de trabajo sonaron palabras como "extremista", "islamista" y hubo quien declaró que "mientras no apoye la violencia, no tengo problema en que venga al instituto". Otros se preguntaban sobre la conveniencia de aparecer en el mismo podio con "alguien que apoya grupos extremistas islámicos". Se pensó en cancelar su invitación. El pánico.

La misma directiva de la escuela mostró fisuras, pues mientras unos defendían abiertamente la invitación de Alfredo Jalife-Rahme, otros no ocultaban su preocupación ante "lo que podría llegar a decir ante todos los participantes".

Alfredo Jalife-Rahme fue recibido con una cautela rayana en la hostilidad, y su participación en dos ponencias en días consecutivos fue seguida con lupa por parte de ambas direcciones: del DIE y de la escuela de gobernanza. Ambas participaciones del analista, una conjuntamente con el director del Instituto y una ponente de India (Tema: el desplazamiento de los centros mundiales de poder) y la segunda (tema: la invasión a Irak) junto con un experto del DIE sobre el Medio Oriente gustaron entre la mayoría de los oyentes, incluyendo a personal externo al proyecto de la escuela de gobernanza. "Me gustaría ser como el periodista mexicano, que dice directamente las cosas", expresó una practicante keniana del instituto, quien junto con una colega rusa consideró que la participación de Jalife-Rahme en la primera conferencia fue la mejor.

Como contrapunto, y a pesar de mostrar su aprecio por el concepto de "sociedad civil global", manejado por Jalife-Rahme, algunos miembros de ambas directivas expresaron su desagrado con el acento que hizo el investigador y columnista mexicano en temas geopolíticos y geofinancieros. "Muy malo. Se la pasó hablando de petróleo todo el tiempo", declaró uno de los inconformes tras la segunda conferencia. Curiosamente, el propio experto del DIE que compartió el podio con Jalife-Rahme admitió que "coincidía en un 95 por ciento" con lo expresado por el mexicano, por lo que más que debatir con él, sólo podría "puntualizar" algunos factores mencionados por Alfredo Jalife-Rahme.

Quien esto escribe preguntó a una integrante de la directiva de la escuela de gobernanza si, bajo el pretexto de no aparecer junto a un implicado en actos de violencia, el DIE hubiera renunciado a una eventual participación de Henry Kissinger, exsecretario de estado estadunidense, premio Nobel de la Paz en 1973, implicado en los bombardeos secretos a Laos y Camboya, en el golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973 y en el plan Cóndor. La respuesta fue "¿A Kissinger? Le limpiarían los zapatos por tenerlo acá".


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